martes, 4 de diciembre de 2007

Correspondencias privadas (Adrián le escribe a Alicia)



Lima, 26 de Octubre del 2007


Tenías razón cuando me decías que había nacido para quedarme solo. No te lo creí nunca Alicia, aunque lo decías en broma. Ahora, que estás tan lejos, todo está igual pero con la odiosa diferencia de que no podré verte al final del día. Menos los domingos por la mañana, cuando el sol segregaba sus primeros rayos y caían por nuestros cuerpos desnudos de trapos. Extraño estar contigo por las madrugadas, mojados como peces extasiados que saltan sobre la superficie del mar del goce.


Tus pequeños hombros han sido erosionados por mis besos después que tu saliva le daba a mi lengua las semillas del placer inicial. Te he apreciado con un respeto sacrílego cuando te desvestía y tu silueta era el territorio para perderme sin miedo, entre lúbricos balanceos. Las bendiciones del vino barato que tomamos alguna vez, me dieron la resaca más vital de tu sexo. Sobre mí has sido mar en su ir y venir, yo fui orilla que tapabas. Tu cintura ha sido mi amuleto en mi soledad. Tus muslos, las almohadas para donde apoyaba mis tristezas y se agitaba el pulso de ese músculo que le llaman corazón.


Me contaste tu pronóstico de ninfomanía –según reportes de profesionales- y tus maneras de cambiar eso. Te creí cuando decías que era muy complicado y a pesar de las cosas que decía la gente seguí contigo. Jamás te hubiese dejado. La vez que te sorprendí engañándome te fuiste. No pudimos hablarlo. No quisiste. Te fuiste y aunque estaba dicho que te irías a Cuba a estudiar cine, teníamos dos semanas para conversar. Pero lo evitaste. Evitaste verme y hablar conmigo por cualquier vía.


Te recuerdo claramente. La primera que vez nos dimos –uno al otro-, fue sobre el escritorio de tu papá. En tu casa. Por un momento la duda llegó en nuestras miradas que se desearon tanto por probar las mieles. Siempre decías entre risas que tenías un sentimiento pornográfico y cardíaco hacia mí.


Jamás te hubiese odiado por tu pronóstico. Quizá si no hubiese sido así no nos hubiéramos conocido, porque dentro de tu deseo también sentiste amor hacia mí.


Saldré solo a algún bar de Lima a tomar un vaso de ron.


Ahora no sirve de nada la poesía.


Sin ti solo soy un pedazo de carne sin sangre. Espero me respondas esta carta.


Ahora esta es la única manera de entregarme a ti.


Cuídate mucho y por favor escríbeme.

Adrián

8 comentarios:

Anónimo dijo...

que buena carta, quien es adrian?

Anónimo dijo...

adrián siempre me deja perpleja
sus mil preguntas
sus mujeres
sus lamentos


Yahaira se va a Cuba, Adrián...
seguro que vuelve para seguir hablando de sus mil respuestas.


me gustó el post ormeño
muy sincera esa carta.

cuentistera dijo...

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V

no puede ser
ke michi le pasa a tu blog oe...salí como anónimo mierda

gatoradecita

Aarón Ormeño dijo...

adrian: adrian, es un personaje literario.

gatoradecita: es alicia, su novia que esta en cuba a quien le escribe, es posible que le responda desde la lejana isla. yahaira desaparecio y nadie sabe de ella.

Chantal Plata dijo...

Me encantó!

Anónimo dijo...




Que bonita carta y esa foto pucha me trajiste tantos recuerdos!

Muchas gracias por la visita
espero no te pierdas, por mi parte amenazo con volver :)

Un brindis a mi nombre...



Nos leemos...


Anónimo dijo...

Un toke entrampada pero esta deluxe men... a ver si la flak que viajo a cuba responde no?, o seguira de largo...

Diafana dijo...

Historias que se tejen

Un adiós incierto

Dos seres que se amaron

y con el pasar de los años

vuelven y vuelven sus nombres a bordarse en la almohada que encontraron en un hotel de mala muerte pero lo volvieron un castillo con el amor que esa vez sintieron...

Bueno muy bueno Adrián...
***Saludos para mi poeta awebado***