miércoles, 26 de septiembre de 2007

Surrealismo en Lima

Surrealismo en Lima

3: 15 pm en el cercado de Lima. Camino por Quilca. Cruzo Wilson. Corro por que el semáforo cambió. Los carros detenidos en Quilca. Un carro medio destartalado con cinco sujetos. Jóvenes bullangueros. A su lado un jeep negro. Dos transexuales. El más fornido al volante. Su copiloto uno sin polo y senos descubiertos. El conductor le decía a los jóvenes del auto del costado que miraran a su amigo. Le tocaba sus senos y les llamaba a los chicos. Pero mira pues, les decía. El carro destartalado estaba rebalsando de pasmo. Seguí caminando mientras escuchaba Life on Mars? de David Bowie. Parecía que estuviera viendo en directo algún video clip alternativo realizado por algún peculiar director.

martes, 25 de septiembre de 2007

Declaración

Declaración

Nada más que declarar celos
ser gallardo en batallas perdidas por ganar tu tiempo
pondré aniversarios bien merecidos
más de una fecha por mes para ti.

Refugio para lluvia de meteoritos helados
tu sacerdote en curda confesándote
...en bar o parque o sala
...en madrugada nosocomio.

Sol en cancha de San Felipe
Callao de salida, Independencia de llegada,
Surquillo de ahorita, Lima de ayer
Miraflores en ascensor,
Huancayo con soroche, Paracas con Catedral
arena de desnudo campamento
cordilleras de edificios
nubes de carajos
y no tus correos electrónicos masivos con chistes y porno
a ver si te sueno a deuda y puntual
cuéntame cuál es mi ruta.

viernes, 21 de septiembre de 2007

Esguince


Esguince

Miraba el esguince que había pintado un hematoma algo extraño –nunca tuve algo similar en mi cuerpo- y mis ojos volaban sobre mi pie, cual par de cóndores que miran alguna presa, pero sólo eran las ganas de mirar y cuestionarme ese dolor, esa torcedura que no me permitía caminar bien.

Sin embargo, salía por las noches y con un par de copas ya no sentía el dolor. Aunque al día siguiente volvería el dolor con una cuota mayor de intensidad, yo seguía buscando con quien conversar y a la vez ocultar lo debido: aquel saco medio percudido donde se guardan los viejos temores, sonrisas y ardores de las horas que no sé cuántas habré almacenado hasta estos momentos.

Un miércoles por la noche con tragos es como un recreo en medio de la semana. Un viejo amigo con su guitarra espera ser acompañado por una armónica que descompone aquel ritmo, que hasta los gatos saben que la madrugada es para andar por ahí pero no exactamente para escuchar malos músicos.

Ventiladores no gracias. Suficiente frío para una noche de otoño donde los buses pasan escasamente en una avenida desértica con un pampón donde tranquilamente podrían cometerse una serie de delitos.

Charlas de rock and roll, celos de algunos universitarios por sus grupos favoritos, barrigas llenas con una buena comida y agujeros en el corazón como un panal donde ingresan dolores zancudos para servirse de sangre tibia e hincharse hasta quedar imposibilitados de volar.

El dolor es un estado hermosamente catastrófico donde los ángeles del tiempo vomitan y se retuercen en los rincones del sol, donde la luz es tan grande que los ojos llegan a cerrarse ante tanta inmensidad.

La noche tiene más de boleros, de rock and roll, del folclor de diferentes partes, del folclor propio, del folclor de cada momento en el que cada uno pasa, el silbido o la manera de caminar sin impostación alguna.

Con un cigarrillo, que servía de trampolín en mi boca para mi salud que se lanza al vacío en cada pitada, me interrogo las diferentes maneras en que las personas prefieren vivir haciéndose un gozoso daño.

Cómo pasar por encima de la resaca, de aquel malestar infernal que se forma dentro del cuerpo y pareciera que todo el mundo estuviera a punto de estrellarse contra algún planeta inexistente. Cómo aprender a volar sin saber ponerse en pie.

Cómo dejar de largo las madrugadas, cómo pasar de largo el sueño, cómo no dormir cuando realmente es un antojo, cómo no obedecer un antojo, cómo vivir de madrugadas y anhelar de día, cómo aprender a descomponer el sufrimiento y comerlo cual mandarina, poco a poco.

Bares, salas de casas, veredas, bancas de parques, en cualquier lugar se puede esculpir monumentos del vapor que se escapa de los cuerpos, todas las hojas no son escritas, no todos los gusanos logran comer de la manzana pero las manzanas tarde o temprano se pudren.

Las colecciones de discos o de llagas o de cicatrices se depositan en un álbum de fotos donde pesadamente se puede pasar página por página, sintiendo aquel vetusto olor. El cementerio es digno de persignarse, no siempre se camina por donde uno quiere, no siempre se quiere lo debido, a veces sesenta kilos de huesos se pueden ahogar en un vaso con agua.

La poesía, la música, los aromas, el mar, el cielo con o sin estrellas, los vidrios hechos añicos que centellan en el piso en aquellas tristes noches que se regresa solo a casa, las canciones que ya todos escribieron, las novelas que arrancaron lágrimas desde las arterias, los goles mundialistas o de las pistas en el barrio son algunas motivaciones casi inverosímiles para que todavía se quiera aprender a volar aunque un ser está desposeído de alas.

La ciudad donde se aprende a crecer bien o mal, las ciudades y pueblos donde tocamos cuerpos o intercambiamos corazones o simplemente los regalamos, el muelle que es remojado por el canto del viento en algún sur cuando ya no existen puntos cardinales, la sierra que a dos gradas del cielo te arrebata el aire y te quita esa falsa idea de inmortalidad.

Cosa rara sí son las despedidas y las esperas con esa desubicada sensación en la barriga, cuando miras a un lado y estás nuevamente solo o atemorizado por no decidir ser aquel espécimen que serviría como muestra y germen para navegar en algún arca en un planeta de lluvias caprichosas.

Cosa rara también son los casos cuando las palabras se desvanecen y queda una lengua seca, sin todo que decir, sin las plumas o los dedos necesarios para tratar de coger alguna buena estrella y guardarla debajo de alguna almohada y dejar que crezca ahí debajo.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Princesas, me llaman calle




Cómo fue, no sé decirte..cómo fue...

Tal como un bolero, no recuerdo como escuché la canción de Manú Chao, “me llaman calle”. Definitivamente fue con el video clip. Claro, fue en un canal español cuando buscaba algo de música. Al comienzo Chao, después Caye y Zulema, ambas aparecen justo cuando el sol y la luna se miran las caras. Al ver sólo el video no sabía si era amanecer o atardecer. Luego pude conseguirme el dvd de la película cuando todavía no la habían estrenado en Perú.

Caye dijo que las personas existen solo porque piensan en ellas, y no al revés. Eso se lo dijo su mamá que lo escuchó de quien no recuerda.

Es una lástima que pocas salas le hayan dado cabida. Creo que ahora sólo está en el Centro Cultural de la Católica. Expone una situación real. Los diálogos están bien tejidos. La banda sonora bien hecha, las lágrimas de los personajes tienen buenas excusas. Lo digo yo, un ignorante del cine, pero también me lo confirman amigos cinéfilos y amantes de la actuación. Si pueden, no. ¡Vayan a verla o consígansela!

Canta el Chao :

Me llaman siempre
y a cualquier hora,
me llaman guapa
siempre a deshora,
me llaman puta
también princesa
me llaman calle sin nobleza.
Me llaman calle
calle sufrida,
calle perdida de tanto amar.







domingo, 16 de septiembre de 2007

Toro

Toro

La cabeza del toro cayó

rebotó tacañamente

su grueso suspiro final levantó polvo

limaduras de aliento en último alboroto

qué mezquino el último punto.


viernes, 14 de septiembre de 2007

La melancolía es la vela de la torta que jamás se apaga.


Jamás se les ocurra leer a César Vallejo y escuchar durante la misma etapa a Bach o Radiohead, es demasiada compañía para un mortal.

.

:
:
:
:
:
:

lunes, 10 de septiembre de 2007

...y...

...y todas las estrellas son abejas que pronto se pondrán inmóviles y caerán, haciéndose vidrio roto y brillante sobre la pista.

Herida

Herida

La sangre se adueña de sus vías
crea su camino cuando sale afuera
ennegrecida cuando se seca
.....rastro de alerta y muerte.
Domina la alerta y sus intentos
....por llegar a un tremendo charco
....un carnaval de glóbulos enardecidos.

Tan similar a los peludos cuadrúpedos
tan diferente a las alejadas aves
..............que sangran desde arriba
llanto canta la boca de un corte
lágrimas debilitadas de la epidermis.

Qué sucede cuando no hay que chorrear
........ni qué gotear
la humedad se va secando.

no love (turbopotamos)

viernes, 7 de septiembre de 2007

Estuardo Núñez y sus 99 años




En esta semana el intelectual Estuardo Núñez cumplió 99 años. Aquí una entrevista que salió hace algunas semanas. Amigo del poeta Martín Adán, director de la Biblioteca Nacional años pasados, miembro de la Academia Peruana de la Lengua, crítico literario, entre otras cosas, es una persona de muy interesantes reflexiones. Denle click al artículo para que se amplie y puedan leerlo.

lunes, 3 de septiembre de 2007

Luna

_Luna

_La luna tiene sífilis por compartir fluidos
_con amantes portuarios en cita e interperie de corona
_entumecidos por las encarnadas canciones de los grillos
_nervios y carne entregan por amarla una sola vez
_amantísima se entrega sin importar infecciones
_______________astilladas en afecciones.

_Enfermedad por su cara fotografiada
_ha quedado delatada
_o será rostro contrito y sin enfermedad.

_Qué tanto le debo al satélite de plata
_si es curandera en ojera
_ampolla en la cáscara
_broma negra.

_Puede que estemos muertos y nos enamoremos
_de las lombrices que saboreen nuestros iris
_nuestro corazón quieto como suelo
_y las moscas nos rodeen como a las heces
_sin nada a cambio para nosotros
_y el amor cual bala que entra por la boca
_saliendo mojada por la nuca.
.
.

domingo, 2 de septiembre de 2007

Pescando un hostal

Pescando un hostal

Calavera cavilosa en bus
pescando un hostal
a dormir únicamente con la sombra esparcida
escuchando escrituras sobre amor
sin nadie en la empozada mente.

Hay tantas altas iglesias en mi puerto
son tantos los pecados que reptan por sus veredas
las rocolas como confesionarios.

Córnea de ambulancia
que me llevas rápido por la ciudad
con tanta velocidad que me puedes hacer daño
muy antes de tu cura.