lunes, 16 de junio de 2008

CORRESPONDENCIAS PRIVADAS (carta de Fernado a Angela)

Lima 2 de junio del 2008


Tus ojos eran como dos barcos que se iban alejando en el horizonte. Poco a poco se hacían del color de la nada. Las islas no son las que se alejan. Los barcos se alejan. Tal vez el problema era que yo siempre había sido igual: arena que se broncea en el sol de verano, morros que se humedecen en invierno. Siempre has sido belleza maldita que rondaba en mi piel, ángel hambriento que se comía los glóbulos en mis arterias. Cuando supe que teníamos que alejarnos no lloré inmediatamente. Fui a una cantina. Junté a unos amigos –como siempre-, ellos hablaban y se contaban cosas –como siempre-, yo no los escuchaba –como nunca- y –como nunca lo había hecho con otra persona- pensaba mucho en ti.

Te equivocabas cuando decía que era algo así como un poeta maldito en mis excursiones por el centro de Lima. También decías que era como un pequeño Jim Morrison o un Kurt Cobain extraviado en la Residencial San Felipe. Todo eso resultaba irónico, pero de ellos no tenía nada, sólo su música sonando en mi mp3. Yo sin ironía alguna, con toda la verdad -con la que me decías que todo es una mera mierda- te puedo decir que para mí siempre has sido estrella marginal, sonrisa convertida del tajo que quedó cuando la luna trató de clavarse el corazón, droga de las estrellas, beldad insomne, caminata por la madrugada sin lugar de regreso.

Es una lástima que me retire de ser uno de los tantos que te escribía: has sido musa de tantos lapiceros de aquellos verdaderos poetas que te miraban, que te acariciaban con sus ojos y sus sueños más oscuros y coloridos. Yo pude llegar a ti porque nos gustó la misma canción y cada quien la bailo solo, después tú te acercaste para hablarme de Syd Barret, supongo que por el polo que llevaba puesto y tenía su rostro. Bendito sea el trago que te tomaste aquella noche.

Todo ha sido muy especial, según dices tú. Por mi parte, creo que es hora de regresar a mi azul covacha. El invierno de mi invierno entra en la explicación del destino cuando se pretende escribir alguna sinfonía, y escribirla en el momento justo cuando un sol está por ahogarse en el mar. Los peces saben morder alguna carnada y hay algo dentro de mí que insiste en morder algún atardecer para poder salir y quedarme en un arrecife toda la madrugada, hasta que llegue un nuevo día y secarme. Secarme, eso es, secarme, secarme y secarme para volver a remojarme y nada otra vez. No creo que lo haya olvidado, se trata de recordar y flotar, hasta hacerme fuerte y volver a ser una isla.

Los perros ladran por la madrugada alrededor de mi cuarto y son los papeles donde están las huellas de tus pestañas cuando me decía que todo era una mierda, como si no me hubiese dado cuenta de toda su pestilencia me lo hacía acordar. Era hasta gracioso desenvolver los misterios de las madrugadas que compartimos. Sé que nadie podrá entender todas esas cosas y me confundirán entre los diablos, entre los pobres diablos que cenan y comulgan cerveza entre la humareda del tabaco. Nadie verá al otro morir porque somos jóvenes y ya no nos veremos, espero. Suficiente hemos tenido con vernos vivir que es lo mismo a morir en cámara bastante lenta.

Nunca he creído cuando me decías que eras débil, se nota el hierro en tus huesos y la madera de barco fortísimo en tus ojos. No me jodas. Siempre que quieras estar bien lo estarás.

Un abrazo.

Fernando

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Esa tu musa era una cualquiera,hermosa,pero cualquiera al fin y al cabo,era de esperarse,de la forma en que te miraba mientras se abrazaba a otro,rompiendo cada vena de tu ser, y tu,pobre pez,muriendo por verla vivir asi,lejana,constante y vacia,llena de una belleza cruel sin precedentes pero igual ahora solo te queda volver a ser una isla,y tal vez dejar q el mar te lleve con sus olas,hasta que encuentres una nueva musa...

Anónimo dijo...

muy buena reflexión...o pensamiento al aire..como las canas,no? me duele su dolor...caray, suele pasar que en la impotencia del que se va, el que se queda con el dolor lo vuelve poesía para matar eternamente al otro...o para honrarlo por siempre..una gran manera de decir: q sos idiota??porque no te quedas..aunque sea un poco más? ...o no?
felicidades al escritor!!

gloria lizano lópez dijo...

Dejaré por aquí una semilla para que crezca independiente y libre, se alimente de tí y de una nueva vida.
Enhorabuena por tu forma de escribir.
Abrazos.

Catalina Zentner Levin dijo...

Muy, pero muy buen texto.
Es gratificante venir por primera vez hasta estas venas largas por donde circula la vida.

Abriles dijo...

´pues es asi, gastarse, renovarse yy volverse a gastar. Secarse y secarse para volverse a mojar... Linda carta, linda manera de amar.
saludos

Dinora dijo...

Nunca he creído cuando me decías que eras débil, se nota el hierro en tus huesos y la madera de barco fortísimo en tus ojos. No me jodas. Siempre que quieras estar bien lo estarás.

Ese párrafo final me ha matado. Oye, yo pude haber escrito esta carta..+_+

Saludos de musa que se aleja


PD. Correspondencia ni tan privada.. aqui la estamos leyendo.. ;)

Wilhemina Queen dijo...

Las cartas son maravillosas. Me encantan, me fascinan. Es como infiltrarse en la intimidad de los corazones que las escriben.

Precioso!

un abrazote y gracias por aclararme lo que no entendí (me pongo colorada)
un abrazo!