miércoles, 28 de mayo de 2008

Como ángel herido

Como ángel herido

A Aldo Alfaro

Como un ángel herido
orinando por los postes
para saber del regreso
hemos arrastrado la existencia
paralelos de las mismas calles luxadas.

Para qué seguir corriendo
en la misma pista comiendo
si fuiste quien más rápido corría sin copiloto.

Ahora apago la luz y me retiro.

Las filudas veredas de Lima
cortaron el bigote de los dioses
que soberbios exigen cuotas de salud
milagros del rímel y las jarras.

Ahora pienso en la luz apagada.

Oxígeno, dinero, palabras
más bocanadas de tabaco y más
enrollamos en la ciudad
donde como limón exprimimos los demonios
tan ocultos de la soledad y la melancolía
con la música en la mochila
por los puentes de infiernillos
tras cortinas tan privadas.

Ahora suenan guitarras
y pienso comer un ceviche
o media docena de wantanes
porque hay sabores distintos
en todo.

jueves, 22 de mayo de 2008

22 de mayo


Ya no sé que poner en el youtube. Algo de rock and roll que me satisfaga en las venas pero no encuentro. Paseo con Bowie y con Lou Reed y sigo pensando qué puedo escuchar, si algún bolero me caerá bien. Pongo a Manuelcha Prado y bajo una cruz cavilando. Ha llegado el frío. Ando lejos de ti, no se cómo recordarte. Será la nostalgia sobre el presente que se acumula como la cera derretida de las velas en los altares de las iglesias. Será que algunas cosas se sienten con fascinación primera, como la de un púber que conoce por primera vez la pornografía, o un niño que toca una canción por primera vez en una flauta dulce.

Leo un libro y paralelamente otros dos. Seré este desorden el que me altera y me apura y me tranquiliza de saber que ando con la mente ocupada. Fantaseo decenas de historias en las combis. Me pregunto sobre la vida de las personas y creo en lo marginal, que no debe ser tan malo y si es malo tiene su semilla que a veces no es tirada en la tierra por quienes crecen chueco.

Bla bla bla bla blaaaaa y el tiempo sigue pasando y no tendría por qué esperar supongo. Los cánceres del espíritu carcomen sin piedad y tengo que cuidar de la inocencia infantil que supongo tener todavía.

jueves, 8 de mayo de 2008

Posavasos




Posavasos

Los poemas no sirven ni de posavasos
ni para hacer barcos que se ahoguen
en los remolinos del café insomne
que recorre por la sangre hasta el cerebro
en el cráneo relleno de aire invalido.


Hay gritos en los afiches de las calles
en las ojeras que se ennegrecen
en unos gatos recien nacidos en otoño
en la silueta del acantilado roido.

Un virus se trago las canciones que baje
y no encuentro las cintas que hace años
de la radio grabé
y los registros de los suelos se extraviaron
en su camino a la memoria tan parecida
a las mariposas que se esconden de la llovizna.






domingo, 4 de mayo de 2008

Ofrenda

Bailabas con los golpecillos saltarines de un piano
ajenos a los temblores de las plantas de mis pies
tu resplandor rebotaba por las paredes
cuando te besaban con el haz de tus primaveras reencontradas.

Has renunciado a tu soledad para ser ofrenda
en las manos de quien te ha dado las palabras enmarcadas
al otro extremo de la mesa oceánica de madera
del bar con sillas acalambradas.

He estado mirando a un extremo
donde el vaso se muele con la cabeza
y el cigarro hace su danza clásica por los aires
con la elasticidad de los dioses de las melodías
que se funden en el aire y parece que desaparecen
pero quedan ahi impenitentes.

No se tratan de mentiras
todo anda claro como el agua del deshielo
pero los fantasmas esclarecen su misterio
dentro de la cabeza sin cuello.

Mesa de noche

viernes, 2 de mayo de 2008

Ceniza

Nadie sabrá que mis pies estuvieron cerca de la ceniza caliente de un infierno ciego, mientras la sabiduría de la sobrevivencia de las hormigas encendía un círculo sobre el mar de la tinta guardada.

Se cuentan los ríos sin saber de los litros, sospechando que todo llega al mar sin pensar en lo que se evapora y regresa al cielo para volver a caer. Gravedades poco extraordinarias en estos días. Novedades en este momento de polvo quieto sobre la vereda.

Van pasando por la Plaza de Armas mis pies, ahora que he salido del infierno. No quiero ver mi infancia rodando por las escaleras, ni aspirar la fragancia nocturna de la refrigeradora. Llega la fragancia nocturna del mar y algo empieza a componerse.